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Cómo lograr la maestría en el coaching

En su libro “El Ser y el Hacer del Coach” los autores Ana L. Escalante, Damián Goldvarg y Norma Perel explican las claves para profundizar sobre las competencias del coaching desde una mirada sistémica. 

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Buenos Aires, Agosto 2022.-  “El Ser y el Hacer del Coach” está escrito por veintiocho master coaches de Latinoamérica y España, todos integrantes de la Federación Internacional de Coaching (ICF, por sus siglás en inglés), y está dirigido a quienes estén interesados en entender las competencias de Coaching desde diversas perspectivas.

Allí plantean que para avanzar en el dominio de cualquier disciplina se requieren cinco elementos esenciales: adquirir conocimiento, dedicar tiempo, tener un mentor, enfocarse en la práctica y tener pasión: NC = C + T + M + P + Pa. También fue el filósofo estadounidense Hubert Dreyfus quien describió la forma en que se evoluciona de principiante a maestro en cualquier disciplina: a través de su estudio de niveles de competencia, podemos discernir la evolución de las habilidades de un practicante hacia un maestro.

En el capítulo “La maestría en Coaching”, Ana L. Escalante y Damián Goldvarg adoptan esta mirada y se permiten describir el paso de aprendiz a maestro, equiparándolo con un practicante de coaching. En cada una de estas etapas, explican, el aprendiz/ coach debe pasar por una transformación: recorrer ese camino supone dejar atrás el pasado, adentrarse en el proceso emocional que conlleva saber que no se sabe y abrir la propia vulnerabilidad para al fin transformarse en un aprendiz ideal que ha logrado sostener el esfuerzo y tener la fortaleza emocional que implica aprender lo nuevo.

En primer lugar se encuentra el principiante, que es quien está consciente de las distinciones de los dominios de una acción y sabe que no puede actuar efectivamente en el área. Está dispuesto a aprender de alguien a quien considera una autoridad en el tema. De esta manera, vivencia su disponibilidad a ser un principiante: se declara incompetente en cierto tema y pide ser entrenado. Es por esto que un principiante necesita que lo reconozcan y lo animen, y también necesita mucho espacio para fallar, para cometer errores. Su compromiso, su sinceridad y su cuidado deben ser animados. Desde nuestra perspectiva, en este punto se encuentran los estudiantes de Coaching cuando llegan a su programa de certificación. Todavía no conocen las distinciones del mundo del Coaching y empiezan a descubrirlas, tanto a nivel teórico como a nivel práctico.

En segundo lugar se encuentra aquel que es mínimamente competente en un tema, empieza a practicar bajo supervisión y usualmente sigue procedimientos que se le transmiten. Creemos que son coaches mínimamente competentes los estudiantes de Coaching al momento de recibir su certificación. Ya lograron incorporar algunas de las habilidades, aunque no todas, y no necesariamente son capaces de reaccionar en forma adecuada ante varias situaciones que se les presentan.

El tercer nivel es el de competente, y lo alcanza quien puede trabajar independientemente en la práctica, puede anticipar y manejar desafíos solo. Trabaja sin mucha deliberación en cuanto a qué necesita hacer y no requiere instrucciones ni reglas para aplicar las prácticas estándar. Consideramos que estos coaches son los que están en capacidad de recibir una primera credencial profesional: Associate Certified Coach (ACC). Tienen un mínimo de experiencia, de cien horas, y aprobaron el examen escrito y el práctico de la ICF, demostrando así que tienen los conocimientos necesarios para ejercer la práctica del Coaching. 

El cuarto estadio es el de virtuoso, que alcanza quien es excelso en el dominio de una acción. Actúa sin deliberación alguna, sin reglas ni instrucciones. Ya tiene en su “cuerpo” las distinciones necesarias para crear su propio arte. Realiza cualquier acción que sea necesaria en el momento en que deba prevenir una crisis, y responde satisfactoriamente cuando necesita manejarlas. Otros admiran su quehacer. Un virtuoso sube los estándares que fueron aceptados históricamente en el dominio de su tema. Pensamos que este es el nivel requerido por la International Coaching Federation para otorgar la credencial de Professional Certified Coach (PCC). Se trata de un coach que tiene más de quinientas horas de práctica, incorporó totalmente las competencias de Coaching y es capaz de ejercerlas a nivel profesional.

Finalmente, se encuentra el maestro, que participa en la invención del tema en el que actúa. Es un innovador y un productor de excelencia entre otros profesionales. No solo domina el arte del Coaching sino que es capaz de enseñar e innovar. Para la ICF, alcanzar este nivel requiere al menos dos mil quinientas horas de práctica, que dan el tiempo suficiente para crear innovaciones. Adicionalmente, se piden, como requisito, diez sesiones de mentoría con un Master Coach. Esto es entendible, ya que solo un maestro puede llevar a otro colega a estar a su mismo nivel. El candidato a Master Coach tiene que tener una credencial PCC, lo que equivale a decir que ya demostró su nivel de dominio de las competencias de Coaching. Resulta interesante que se requiera enviar grabaciones de sesiones de Coaching, que son evaluadas en forma anónima por otros master coaches, quienes deciden si está demostrada la maestría en la práctica. Es decir, hay un consenso y una aceptación de la comunidad acerca de que el profesional alcanzó este nivel de desempeño.

Las categorías de Dreyfus (2008) ayudan a entender el proceso de aprendizaje de toda habilidad, e indican el nivel de compromiso y dedicación que se requiere para alcanzar la maestría en Coaching. Si tuviéramos que hacer una síntesis de qué es la Maestría en Coaching, siguiendo el modelo de competencias de la ICF, podríamos decir que el Master Coach: 

  • Es un modelo para otros, al demostrar comportamientos éticos y profesionales.
  • Tiene una mentalidad de Coaching que abraza el aprendizaje constante, y se asegura de trabajar en supervisión para seguir aprendiendo continuamente desde un lugar de humildad y vulnerabilidad.
  • Es capaz de desarrollar una relación de intimidad con su cliente, que permite la apertura y la confianza.
  • Demuestra seguridad en sí mismo, en su cliente y en el proceso, y esto le permite mantener una presencia serena, expectante, sabía, y fluir sin necesidad de demostrar que sabe.
  • Es capaz de ejercer la escucha profunda, que permite una conexión de gran nivel y brinda la posibilidad de ahondar en las inquietudes del cliente, en vez de explorar a nivel superficial. 
  • Se limita a colaborar en la sesión, dejándole el rol protagónico al cliente, invitándolo a elegir lo que quiere trabajar, cómo trabajarlo, y a decidir qué va a hacer con lo aprendido.

La Federación Internacional de Coaching está trabajando para desarrollar nuevos indicadores específicos que demuestran la maestría. Considera también que es necesario enfatizar que para ser un maestro en cualquier habilidad se requiere sentir una profunda conexión personal con la disciplina. 

“Esperamos que este libro te apoye y te inspire para alcanzar la Maestría en Coaching, y te invitamos a que te desafíes, te transformes y, finalmente, te conviertas en un Master Coach”, agrega Ana L. Escalante.

Sobre ICF

La Federación Internacional de Coaching (ICF) es la organización más grande del mundo que lidera el avance global de la profesión de coaching y fomenta el papel del coaching como parte integral de una sociedad próspera. Fundada en 1995, sus más de 50,000 miembros ubicados en más de 150 países y territorios trabajan con objetivos comunes de aumentar la conciencia sobre el coaching y defender la integridad de la profesión a través del aprendizaje continuo y la defensa de los más altos estándares éticos. A través del trabajo de sus seis organizaciones familiares únicas, ICF empodera a los coaches profesionales, entrenando a clientes, organizaciones, comunidades y el mundo a través del coaching.

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